Prostituidas, el dolor de las mujeres invisibles


Artículo realizado por NURIA CORONADO SOPEÑA @NuriaCSopena (en Público) con las declaraciones de Abel Renuncio, ginecólogo de la Unidad de Atención a la Mujer del Hospital Universitario de Burgos y Laura Redondo, psicóloga jurídica, forense y doctoranda en violencia sexual donde señalan el precio que pagan las mujeres prostituidas en su cuerpo y en su alma y lo difícil que llega a ser superar ser víctima de trata y prostitución.

"El caso es que la libre elección en la mayor parte de casos es un mito, tal y como nos revelan datos como una edad de inicio global en 13 y 14 años, o situaciones de vulnerabilidad de fondo como haber sufrido abuso sexual o malos tratos en la infancia. A este respecto es importante resaltar que, tal y como el Código Penal Internacional Europeo estipula, cualquier consentimiento no tiene validez si hay una situación de vulnerabilidad, siendo conscientes desde Naciones Unidas (2011) de cómo los condicionantes situacionales alteran la toma de decisión, pues si hay necesidad no hay libertad”, subraya dicha profesional. 

La solución es la abolición 
“Si tal y como afirman determinados sectores, fuera un trabajo al uso, ¿provocaría secuelas? Lo cierto es que cuando trabajar produce secuelas está penado, es un delito, estaríamos hablando de acoso laboral o mobbing y tiene consecuencias, desde penales a civiles. 
Con todo lo expuesto dicha experta tiene claro que la explotación sexual no puede ser negociada cuando es un foco de daño y sufrimiento y que ha de ser erradicada. “Hay una línea clave: necesitamos políticas abolicionistas que comprendan que primero tiene que venir la ayuda a las víctimas en primer término y la prevención de estas casuísticas para luego pasar a otras medidas necesarias como las sanciones a los consumidores, que como consumidores sean los demandantes del negocio de tráfico de humana”. 
“Para esto se necesitan planes específicos y estratégicos que estudien de primera mano las situaciones reales, que escuchen a las supervivientes, y que las apoyen a todos los niveles, desde sistemas de apoyo, prevención e intervención en la Infancia y Adolescencia (teniendo en cuenta el maltrato, abuso infantil, negligencia y abandono), a sistemas de detección, evaluación e intervención, alternativas a su situación, ayudas, etc. Nos tiene que quedar claro, que como afirman diferentes sectores desde supervivientes, académicas, activistas a profesionales, que mientras siga habiendo un oasis en el que la violencia contra la mujer esté permitida, no podremos hablar de una igualdad real”.
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Comentario sobre este artículo, por Concha Hurtado:



Los defensores de la prostitución no se diferencian demasiado de quienes niegan el holocausto.
Que la diversión de los hombres se ponga por encima de los derechos humanos mas básicos de las mujeres nos da la idea de lo machista que es nuestra sociedad.
Que el dinero que ganan los hombres explotando a las mujeres se utilice para corromper medios de comunicación, instituciones, partidos políticos y movimientos sociales, gastando fortunas para normalizar toda esta violencia y difundir mentiras sobre la prostitución, da idea de lo mucho que falta para lograr la igualdad.

Ningún trabajo por más penoso que sea, deja estas secuelas físicas y psicológicas que se especifican desde la medicina y la psiquiatría. Se sabe pero no se quiere reconocer porque los hombres no quieren perder sus privilegios. El negacionismo es enorme cuando se es supremacista (que es lo mismo que machista).
"...alta presencia de problemas psicológicos originados mayoritariamente en su historia previa de abusos infantiles o juveniles, y potenciados por la trata y su situación de explotación. Sin duda, como comentábamos anteriormente también son innumerables y graves los problemas ginecológicos que las afectan. Presentan una mayor prevalencia de infecciones vaginales, vaginosis bacteriana o candidiasis vaginal. También están incrementadas las infecciones de transmisión sexual (ITS), como las infecciones por trichomonas, gonorrea, herpes genital, sífilis, hepatitis B, hepatitis C o VIH. Estas infecciones genitales pueden ser bastante graves y derivar en una enfermedad inflamatoria pélvica, una afección del aparato reproductor interno (útero, trompas y ovarios), que puede dar lugar a infecciones complicadas, abscesos pélvicos y requerir cirugía para su resolución".


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