Ningún Hombre nace para Putero

Campaña #NHP: Ningún hombre nace para putero

   

Soy putero, hijo de putero, sobrino y nieto de puteros, hermano, cuñado, amigo y amigo de amigos que tienen amigos que conocen a amigos que se van de putas para cerrar o abrir una noche de juerga, aunque ellos nunca lo han hecho, pero lo respetan, y guardan silencio; compañeros de trabajo que frecuentamos puticlubs, ya sabéis, las cenas de empresa, cierre de tratos, volquetes de putas. También tenemos conocidos que tienen dificultades para ligar porque son feos, porque son gordos, porque tienen discapacidad. ¿No entendéis que es un servicio social? ¿Un servicio social para hombres?.

Puta, prostituta, mujer de vida fácil, mujer de vida alegre. ¿Fácil? ¿Alegre? Las putas tienen que existir, nos dicen. El patriarcado nos amenaza con que si los hombres no obtienen sexo por las buenas, lo harán por las malas. La necesidad de sexo masculina, nos dicen, caiga quien caiga. Sexo hetero. Las putas tienen que sacrificarse por las mujeres “decentes”, para que los violadores, misóginos, machistas, machitos, puedan desahogarse. Deben ser sacrificadas. · También somos los gurús iniciadores. Hombres que queremos mostrarles a otros hombres cómo iniciarse en el sexo, haciéndoles fácil el camino y eliminando a golpe de billetera todos los pasos necesarios dentro de una relación de equidad. Nos aburre esforzarnos, fingir interés. Nos da pereza la comunicación, el respeto o las necesidades de la otra persona. Es sólo sexo. Un cuerpo. Una compra.

Dos pilares sustentan la masculinidad patriarcal: El miedo a ser maricón y el desprecio a las mujeres. En este sistema, los hombres se vigilan unos a otros y es preciso dar la talla, mantener bien arriba el listón, no mostrar debilidades, no mostrar afectividad, empatía, sensibilidad. Los comportamientos grupales en los que se humilla o abusa de mujeres, sirven de refuerzo a esa masculinidad, que debe demostrarse de manera continua y en toda circunstancia. Y todos vigilan que nadie se salga del guión.
Somos también antropólogos de estudios acotados. Hombres que queremos experimentar sexo con mujeres de diversos orígenes; y luego disertaremos en el bar, generalizando e indicando claramente raza y origen, las diferentes formas que tienen estas mujeres de hacer lo que uno quiere.
Latina ardiente, rusa exótica, oriental complaciente, negrita salvaje… Racismo, machismo, violencia. Tópicos sexistas, racistas. Cachos de carne. La oferta del mercado disponible para todo aquel que la pueda pagar.

Unos de los más incomprendidos somos los salva-matrimonios, arrastramos la cruz de la incomprensión y lo sabemos, así que evitamos ser descubiertos. Somos hombres aburridos de la monotonía con nuestras parejas o a los que no nos dejan practicar ciertas cosas, y que, en nombre del verdadero amor y de la salvación de nuestros matrimonios, cogemos heroicamente el toro por los cuernos y hacemos lo que tenemos que hacer: nos vamos de putas. Así todo puede continuar en equilibrio. Porque irse de putas no es ser infiel.

La santa y la puta son los dos papeles que podemos jugar las mujeres en el sistema patriarcal. La santa es la madre, la esposa, la hermana, la hija. La puta somos, potencialmente, todas las demás. ¿A qué mujer no le han llamado puta?

También estamos los puteros anticapitalistas. Somos hombres que sabemos que en realidad, las putas, lo único que quieren es nuestro dinero. Pero, ¿cómo pueden ser tan arrastradas?, nos preguntamos. Y les pagamos con el desprecio que se merecen. Porque tenemos moral. Y derecho al sexo.
El desprecio y el odio a las mujeres no tiene ideología. Los misóginos, los violentos, los maltratadores, los pederastas o los puteros no son “los otros”, ni tampoco “enfermos” ni “monstruos”. Llamarlos así sólo nos sacude el problema de encima y evita la autocrítica. Son, como suele decirse, los “hijos sanos del patriarcado”.

Por último, en esta breve lista, estamos los meta-masturbadores. Hombres que confundimos la masturbación, con follar pagando. Yo no quiero sexo, quiero una mujer que haga lo que yo digo, que me dé placer. El resto me da igual.

Las mujeres no consumimos prostitución. ¿Por qué somos nosotras las destinadas a ser consumidas? ¿Por qué hay hombres que consumen prostitución sin importarles qué hay detrás del cuerpo que consumen?
¿Cuáles son las fuerzas sociales destinadas a fabricar putas? ¿Cómo funcionan?
¿Es un derecho ser un prostituidor?
¿Es un derecho ser un putero?

Ningún hombre nace para putero.

Ninguna mujer nace para puta.


Kilimak Teatro: Pablo Ruiz de Gauna, Itziar Andradas
Realizado por Wazzu - Factoría de medios
Iluminación: Global
Guión: Rove Rivera y Teresa Iriarte
Colabora: Instituto Navarro para la Igualdad del Gob Navarra.
Agradecimiento especial al Patronato Municipal de Cultura del Ayto de Burlada y Casa de Cultura de Burlada.


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