Es el burdel más grande de Bangladesh, y posiblemente del mundo.
La ciudad de Daulatdia alberga a más de 1.500 prostitutas, algunas de tan sólo 10 años de edad.
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Muchas de las prostituidas siempre han vivido allí, nacieron allí, algunas fueron vendidas a la prostitución por sus familias, y otras fueron secuestrados de sus aldeas.
Muchas de ellas son vendidas por traficantes de redes de explotación sexual o “dalals” por alrededor de $250 dólares, que luego están obligadas a pagar a proxenetas que suelen ser en su mayoría mujeres mayores que fueron prostituidas también.
En un destartalado laberinto de callejones estrechos y sucios, las mujeres y las niñas son prostituidas por 3000 hombres cada día y noche en diminutos cubículos.
Nunca salen de la aldea y aunque quisieran tampoco se les permite. Allí tienen todo lo que precisan para poder subsistir, incluso farmacias abarrotadas de "Oradexon", un esteroide utilizado para el engorde del ganado que ellas consumen como “la receta de la belleza para estar más atractivas”. Las mujeres no llevan velo y sí mucho maquillaje facial, para que se noten sus ojos al guiñarlos.
En Daulatdia, las criaturas son vulnerables al abuso y la explotación sexual, son las víctimas inocentes y olvidadas de la lacra de la explotación sexual.
Concebidas en encuentros fortuitos, su falta de identidad – el padre biológico suele ser desconocido – las estigmatizará de por vida, y en el caso de las mujeres las abocará a la prostitución prematura, con entre cinco y diez clientes diarios a partir de los 7 años, en claustrofóbicas habitaciones de 9 metros cuadrados.
Además, estas criaturas son empleadas por los clientes para hacer recados, ir a buscar alcohol y drogas, dar masajes, limpiar cuando se van los "clientes", y son empujadas bajo la cama o en una esquina para dormir en la misma habitación donde sus madres son prostituidas.
En este vídeo se recopilan algunas de las imágenes que tomó la fotógrafa alemana Sandra Hoyn publicadas en “The Longing of The Others”, donde aparece el burdel más antiguo, Kandapara, con 200 años de funcionamiento.
En el artículo "Rescatadas de los burdeles" (de La Vanguardia) una ong logra alejar de la mala vida de los prostíbulos a las hijas de las prostituidas de la ciudad de Daulatdia y cuenta algunas de esas experiencias.
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